Nada en la nevera

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miércoles, 29 de febrero de 2012

Días sin

Era de esas mañanas que no me apetecía si quiera salir de la cama.

Entre las sabanas todavía quedaban retazos de ti: Sueños por cumplir, mentiras en forma de cuentos imposibles y muchas peleas. No hubo sangre pero si derrota. Se partió en mil pedazos el cristal derramando hasta la última gota de whisky barato.

Y una vez más el día venía a buscarnos, la habitación llevaba días a oscuras porque le faltaba tu luz y por mucho que la ventilara, tu olor seguiría impreso por mucho tiempo.

Tampoco estaba ordenada porque tu móvil ya no se cargaba en la mesita de noche ni el líquido de tus lentillas estaba en el baño. Y si no estaban no podría poner orden ni en la casa ni en mi vida

Si estaba limpia, pero por mucho que quisiera no podría pasarme a mí mismo la fregona ¿Sabes?
 También, como tanto me repetías, va haciéndole falta una mano de pintura; pero no creo que sea capaz de dársela por un tiempo, como no soy capaz de afeitarme la barba que tan poco te gustaba por si un día apareces para quejarte.

Al escritorio le falta la silla. Pero es que verás, algunos tenemos eso, que es muy difícil encontrarnos un recambio de buenas a primeras. Debería pedirlo a Alemania

Y si vuelves encontrarás que le sobra algún tabique y que hay cosas por cambiar; pero, como tienes llaves, podrás amueblarme de nuevo. Dime que vuelves e iré pidiendo presupuestos.

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